Tanto por razones morales como estéticas, y no habiéndose inventado aún los trajes de baño, las inmersiones "de aseo" en el Mapocho estaban estrictamente relegadas a horario nocturno: "Se prohíbe bañarse de día en las orillas del río, frente a la ciudad, bajo multa de cuatro pesos, u ocho días de presidio". |