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OPINIÓN
Jueves 11 de marzo de 1813, páginas 1 y 2.
Extracto del escrito "Vindicación contra tiranos"

Según Camilo Henríquez "Esta es una de las obras mas interesantes y raras del siglo XVI por la valentía de las ideas y principios. Es la producción de un republicano, que habla de los príncipes como se hablaba en Roma después de la expulsión de los Tarquinos. Su fin es establecer un sistema contrario à los principios perniciosos, y à las máximas ponzoñosas de Maquiavelo".


Continüa el extracto del numero antecedente

      VEAMOS ya qual fue la causa del establecimiento de la primera magistratura, sea qual fuere su nombre, y quales sus deberes.

      Conviene todo el mundo en que los hombres, que naturalmente aman la libertad, aborrecen la servidumbre, y nacieron mas para mandar que para obedecer, no se sujetaron à la voluntad de otro sino por la esperanza de un gran bien.  El caballo, que vivia en libertad en los campos, jamas habria experimentado el freno, dice Esopo, á no haber esperado vencer al toro.  No creamos pues que se eligieron los principes para que aplicasen à sus particulares usos los bienes adquiridos por el pueblo con tanta fatiga : ellos no recibieron de su mano la autoridad para que sirviese à sus placeres; porque en general los pequeños no aman á los grandes.  Ellos fueron elevados para hacer reinar la justicia, y proteger al pueblo por la fuerza de las armas.  El objeto unico de la dominacion es el bien publico.  La alta magistratura es menos un titulo honorifico, que un peso inmenso; y decia bien un antiguo: que si conociesemos las espinas, que ocultan las insignias de la primera dignidad, no las recogeriamos, aunque las viesemos en el suelo.

      Se estableció pues la primera magistratura para administrar la justicia, y conducir los pueblos á la guerra.  Esto prueban las historias sagradas y profanas.  Asi dixeron los Judios à Samuel: ,,danos un rey como tienen los otros pueblos; él nos juzgarà, saldrá à la guerra delante de nosotros, y dirigirá armas.

      Si la primera magistratura ha de juzgar y gobernar al pueblo, no es segun su capricho, sino segun las leyes, sin las quales no pueden ser los hombres libres, ni felices.  Todos se burlarian de un carpintero, que se creyese deshonrado si usaba de la regla y del compaz, de que usan los mejores artistas: y no menos se reirian del piloto que conduxese los vageles mas por su idea que por la brujula, la observacion y los principios.  La ley es la alma de toda autiridad ; ella le da el sentimiento y la accion: la autoridad es como el instrumento por medio del qual la ley desplega sus fuerzas, exerce sus funciones, y expresa su voluntad.  La ley es la expresion abreviada de la razon ilustrada de los sabios, y de la razon pública.  La ley es una inteligencia sublime y tranquila, superior al odio, á la ambicion, á las preferencias, á los ruegos, y á las amenazas.  Al contrario el hombre, por ilustrado y habil que sea, está expuesto a todas las pasiones.  Valentiniano tenia uua bella alma, y permitió la polygamia, siguiendo el dictamen de su corazon.

      Se ha oido muchas veces decir á los impostores que los principes tienen sobre sus subditos derecho de vida y muerte, como lo tubieron antiguamente los amos sobre los esclavos.  Pero la razon y la historia nos dicén que ellos no son mas que ministros de la ley : siempre que se aparten de ella son tiranos.  De aquí es que antiguamente en Francia no podia el rey indultar à un reo, sin que los juezes examinasen si podia haber lugar à gracia; y durante el examen, estaba el reo à la barra con la cabeza descubierta, y arrodillado.  Asi se vieron executa los los criminales, que habian obtenido perdon del rey, y al contrario se han obsuelto algunos condenados por el rey : à veces quedaron impunes crimenes cometidos en presencia del rey, por no haber otros testigos, como sucedió en la persona de un extrangero acusado por Henrique II.  De este modo la primera autoridad armada de la fuerza del estado no puede quedar expuesta à la sospecha de proceder por sentimientos propios, ni dexar impunes los atentados contra los particulares.

      Estando demostrada la magestad, y los derechos del pueblo, es claro que todos sus individuos deben sostenerlos por todos los medios imaginables.  El derecho natural nos arma contra la violencia, y primeramente nos enseña á defender nuestra vida y nuestra libertad, sin la qual es bien despreciable la vida.  La naturaleza ha dado este instinto à todos los animales, à los perros contra los lobos, à los toros contra lo leones, y sobre todo al hombre contra el hombre mismo, si la injusticia y el furor lo reducen à la condicion de las fieras.  Lo que hace ver que el que pone en duda si deba ó no defenderse, está fuera de la naturaleza.  Este ò es un monstruo, ó es una sabandija, que debe ser expelida de la sociedad humana.  Las convenciones reciprocas, que separan las posesiones y los reynos, plantan los limites, è indican las fronteras, que cada pueblo ha de defender de las invasiones exteriores, añaden nuevos motivos de resistencia à los que nos presenta el derecho natural.  Poco hace al caso que sea un Alexandro Magno, ó un corsario Diomedes el que ataca nuestros derechos.  Alexandro saqueando una provincia, derrivando los muros de una ciudad, no es mas respetable que un ladron, que ò nos acomete en el campo, ó quebranta las puertas de nuestra casa.

      Ademàs del derecho natural y de gentes, hay aun el derecho politico, segun el qual se gobiernan diversamente las sociedades.  Las unas tienn un gobierno monarquico, la otras un gobierno aristocratico, democratico, ò combinado de varios modos; unas tienen un gobierno hereditario, otras electivo.  Si hubiese pues alguno, que ó por fraude ò por violencia intentase abolir el derecho que tiene el pueblo de gobernarse como mejor le parece, la resistencia es entonces un deber comun, pues estàn amenazados los derechos de la sociedad, à quien debemos quando somos ; y nuestra negligencia destruiria la patria, à cuya conservacion nos obligan las leyes y los sentimientos de la naturaleza.  El que piensa de otro modo es un aleve, un estupido, un traidor que no debe vivir en el seno de la patria.  Nos precisan pues el derecho natural, el de gente, y las leyes politicas, à tomar las armas contra qualquiera que invada la libertad nacional y las prerogativas sociales ; y no hay razon alguna que nos lo prohiba; ni juramento, convencion, ni obligacion publica ó particular, que pueda detenernos.  El menor de los individuos está obligado á repeler la fuerza con la fuerza, à oponerse con las armas al torrente de calamidades, que amenazan à su pays: y no puede llamarse rebelde el que defiende à su patria.  En tales casos deben prestar todos aquel juramento, que hacian los jovenes de Atenas en el templo; ,,  Yo combatirè por la religion, por las leyes, y por los hogares, solo ó con los que quieran seguir mi exemplo; y haré quanto me sea posible para dexar á la porteridad la Patria en el mismo estado de grandeza y de gloria en que yo la recibí.,, No se aleguen pues contra el ardor y los nobles sentimientos del Patriotismo las leyes establecidas contra los sediciosos.  Solo es sedicioso el que subleva los pueblos contra el buen orden y la diciplina publica; pero los que repelen à los destructores de la patria, del orden establecido, y del gobierno adoptado, que debe ser para todos venerable y sacratisimo, estos se oponen à la sedicion en lugar de excitarla, y à estos se decretaban el la antiguedad estatuas, é inscripciones glorio as.  Es cierto que no siempre, y principalemente en los principios, las gràndes causas tienen gran numero de defensores, porque los intereses personales prevalecen sobre los publicos en los pueblos corrompidos, y la ignorancia es mas poderosa que la razon ; la tirania suele tener mas partidarios que la republica.  Pero la justicia de la causa, el amor patrio, el deseo de una gloria immortal, aunque circulada de peligros, deben sostener à las almas fuertes nacidas para este genero de empresas.  Mientras ellas existan, vivie la republica.  Aunque sucediese una calamidad inesperada, Roma, decia Pompeyo, existe donde existe el gobierno republicano, y el gobierno republicano existe donde estâ el respeto de las leyes, el amor de la libertad, y el deseo de la salud de la patria.

 

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