Recopilación: C.Salvo
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Muchos años pasó Gutenberg inventando y reinventando la imprenta y los tipos móviles, y tras algunos fracasos y rotundos éxitos se lanza, seguro ya de su experiencia, a imprimir su mayor obra: la llamada Biblia de cuarenta y dos líneas.
| (www.gutenberg.de) |
Así se llamó por el número de filas de que constan las dos columnas con las cuales está diagramada. Empresa magna y obra admirable, compuesta de dos tomos gran folio, de 324 y 319 páginas, respectivamente.
Se sabe a ciencia cierta que la obra está compuesta con letras góticas parecidas a las de los manuscritos y que la primera edición tuvo un tiraje de 120 ejemplares. La regularidad de las letras, de los espacios en blanco y de la anchura de las líneas es asombrosa en una creación tan primitiva.
Como anécdota de la época nos llega el eco que habla sobre los intentos de Johann Fust para hacer pasar sus libros por manuscritos. Este ardid hace que se descubra el invento y tanto Gutenberg como su socio estuvieron a punto de ser condenados a la hoguera.
La incipiente inquisición de la época no encontró pruebas suficientes para condenarlos y por ello es que en la actualidad existen en el mundo cuarenta y seis ejemplares de este libro y otros tantos incunables distribuidos en varios países del mundo.
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