Cuando se habla del "pueblo chileno", a muchos podrá parecer que se hace mención al pueblo mapuche; a otros, a la mezcla racial resultante del enfrentamiento y convivencia entre hispanos y la etnia recién nombrada. Sea cual fuere la imagen que se proyecte en la mente del promedio de los chilenos, lo común es que primen dos elementos étnicos y culturales bien definidos que originaron a la población nacional: blancos e indígenas. Sin embargo, la información genética de los chilenos también incorpora, aunque en menor proporción, genes provenientes del África subsahariana.
Tanto en la historia, en nuestra aparente demografía, en el fluir de la vida cotidiana de cualquier chileno, se tiene la percepción de que en este país no hubo esclavos africanos como en otras regiones del continente; o bien, que su número fue tan reducido que prácticamente no se hicieron notar en la incipiente sociedad colonial chilena. Se presenta con bastante frecuencia la creencia de que los africanos y su descendencia americana fueron mínimos. Por lo tanto, cómo desarrollaron su vida en Chile y cómo pudieron contribuir a gestar esta idiosincrasia es algo de poco dominio común. Gran parte de este error se debe a la inexistencia masiva de personas de color en nuestra época en Chile. Por lo tanto, "si no se ve, no existe". Si esto se produce al pensar en el pasado de la sociedad chilena, el desconocimiento sobre la existencia de un pueblo de afro descendientes que son chilenos y que viven en el norte de nuestro país en la actualidad, es más abismante aún. Debido a todo lo anterior, es frecuente para los descendientes de esta comunidad de Azapa que al transitar por las calles de Arica u otra ciudad nortina, la gente los crea de nacionalidad panameña, colombiana, cubana, centroamericanos por lo general, y que al señalar que son chilenos y viven en Azapa, reciben gestos de extrañeza que no indican más que este pensamiento: "pero si en Chile no hay negros". Y sin embargo, están aquí.
El trabajo actual de estas personas apunta a redescubrir sus raíces ancestrales, sus conexiones con el pasado dominio peruano de esta zona y más que nada, en que sean reconocidos y valorados no sólo como grupo étnico único en su tipo en Chile, sino incluso como uno más de los ciudadanos que pese a no llevar ese color de piel, viven, trabajan, crean familia y poseen una historia que merece ser oída, rescatada y transmitirse a quienes visiten el Valle de Azapa. "La Ruta del Esclavo", de factura reciente y en construcción y evaluación continua, pretende difundir la riqueza cultural que esta comunidad encuentra en la investigación y difusión de sus costumbres y orígenes.
Chile tiene una comunidad afro nacional, por poca difusión que tenga y desinformación de la gente. El interés final de esta investigación es que este pueblo no ignore a un grupo que antes y también hoy, integra la sociedad chilena. Mi deseo es que se vea con otros ojos a este famoso valle del norte de Chile, sin olvidar que este país también tuvo en sus orígenes una raza tan ampliamente extendida, sacrificada y discriminada como es la raza negra, que aportó con su sangre, su alegría y tesón a forjar los destinos de muchas de nuestras naciones. Que su legado forme parte de una ruta turística es una de las grandes satisfacciones para quienes llevamos ese color de piel en Chile, Colombia, Perú u otro país de esta América que quiere ser blanca, reconoce ser mestiza y muchas veces quiere olvidar que también es negra.
Rescate de la Cultura afro descendiente en el Valle de Azapa [.pdf, 1671.7Kb] | |