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Continuacion del Discurso hecho al Gobierno sobre la
Lue Venerea
EL acto de la reproduccion aunque comun é irresistible á los seres organicos, muchas veces no se origina de una verdadera necesidad. El hombre en el estado Social, y en medio de grandes poblaciones es á cada paso excitado: la vida poco activa, los alimentos nutritivos y estimulantes, y los atractivos que trahen consigo la epoca de luxo lo arrastran incesantemente, y la naturaleza forma un habito que tiene funestas consequencias. Las dificultades que se presentan para abrazar el matrimonio en la mayor parte de sus individuos, cuyas causas son largas de enumeerarse, dan un campo vasto á la relaxacion; y asi una parte del bello sera buscar un modo para procurarse su manutencion con la infeliz y humillante situacion de presentarse á las ansias de una pervertida concupicencia. La tolerancia es lo que se adopta por los que goviernan como indispensable á evitar mayores desordenes, y que en el estado actual de las cosas es imposible detener: pero la salud publica exixe que el orden intervenga en esta vergonsosa ocupacion para que la sociedad no reciva un doble daño. La inevitable prostitucion debiera esconderse de la vista de las familias pudicas y el gobierno tendria bajo un golpe de ojo el estado de salud de sus individuos. La tenacidad con que el estado de salud é sus individuos. La tenacidad con que los hombres casi siempre han seguido los erroneos y absurdos sistemas de los antepasados, ha detenido los naturales progresos de las naciones; y los Legisladores han hallado siempre grandes escollos quando han tentado destruir los abusos de una envejecida ignorancia: esta misma tenacidad ha dado mucho que hacer á los filosofos en estos ultimos tiempos; esperamos que el estudio de las ciencias, y de la filosofia se hagan mas comunes y entonces la sola razon será la que guie las operaciones de los hombres.- al presente puede el Gobierno vigilar sobre la salud de aquellas infelices que se hallan contaminadas, y procurarlas un asilo para su curacion, comisionando á este fin á los Alcaldes de Barios para su secreto informe con intervencion de algunos facultativos.
Parece que los que gobernaron fueron mas adictos á edificar sumtuosos edificios destinados á una esteril magnificencia y luxo para hacer inmortal su nombre y lisongear su vanidad, que á dirigirse á un verdadero bien de los pueblos. Neker mucho se lamento de esta conducta en el caduco gobierno de los Borbones en Francia. El gran Luis fue el unico que dió mano al celebre. Hospital de los invalidos que tanto ha honrado su memoria; este no fue mas que un asilo debido á los ilustres defensores de la patria. En esta ciduad se observa que algo se ha pecado en esto; no se conoce hasta ahora un hospital bien construido, y arreglado para alivio de una considerable parte de ciudadanos indigentes, y para los que estan destinados á la defensa de los derechos del pais. La necesidad de un hospital para la curacion de la lue venerea tan desoladora en este pais es evidente.
Fue siempre un importante objeto de las naciones antiguas el establecimiento de los baños publicos. Aun al presente se ven los vestigios de su sumtuosidad entre los Griegos y Romanos. Su utilidad es incontestable, y exercen sobre las facultades vitales una influencia indispensable en las sociedades civilizadas. La lue venerea seria mas benigna y no tan facil de propagarse si los baños fuesen mas comunes, y accesibles á la clase inferior. La Persia y Turquia estan casi libres de su infeccion por el uso continuado que hacen de ellos aquellos pueblos, y nos veriamos aun libres de una multitud de afecciones cutaneas. Es verdad que la ocupacion del Gobierno gira sobre quantiosos objetos, por eso una comision de salud publica era muy aproposito para atender á estos ramos; y entonces estos dociles habitantes conocerian que la felicidad del hombre es el verdadero objeto de las solicitudes de los que gobiernan.
La medicina es una profesion vasta, ligada á muchas ciencias: y lo mas dificil es que las leyes vitales, ó las leyes que presidan á los seres organicos, son variables, y que cada individuo tiene un modo de existir peculiar á su propia naturaleza. He aqui en donde reside lo mas dificultosos, y arduo en el exercicio de esta sublime profesion. La lue venerea, aunque de la misma naturaleza ataca diferentemente á cada uno por las modificaciones que halla en su organizacion; y el metodo curativo debe ser diferente segun el tempreamento y sensibilidad de cada individuo, aunque la substancia sea de la misma especie que se usa para su curacion. Un buen medico debe atender á muchas circunstancias en la administracion del mercurio, pues es una substancia muy activa, y nada indiferente; y su metodo debe variarse segun el temperamento, edad, estado actual de la lue venerea, &a. de una persona. Si todas estas circunstancias á veces embarazana un buen medico ¿que será de unos empiricos, é intrusos desnudos eternamente de conocimientos, que se atrevan á curar estas enfermedades? Y puedo decir que la mayor parte del pueblo está en las manos de estos atrevidos ignorantes. Diariamente veo las tristes victimas de un mal metodo mercurial, y lo peor es que se hace mas rebelde pues siendo un principio asentado que un continuo estimulo embota el sentido, con el mercurio administrado por una mano inexperta el virus sifilitico se hace mas tenaz, y no obedece ya á la accion de este agente por haberse hecho familiar: el mercurio; esta presiosa substancia, debe ser administrado por una mano habil. Una buena curacion interesa no solo al individuo sino á los seres qu el reproduce; la lue venerea puede propagarse á muchas generaciones ¡que interesante es su extincion para el estado! El remedio está en las manos de un activo Gobierno.
Un extranjero sin relaciones y recien llegado se conduele de la deplorable situasion de este pais, ofrece sus debiles reflexiones, parto de su sensibilidad y espera que no recaygan sobre un terreno ingrato. Un Gobierno patriotico actualmente substituye al Colonial, los derechos sagrados del hombre seran inviolables, y la gloria de los que mandan se reducira solamente á haber hecho felices á sus semejantes; y de su parte los extrangeros deben propender con sus cortas facultades al bien de un pays que observa las maximas de una generosa hospitalidad.
J.M.S