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SR. EDITOR DE LA AURORA
LA satira del N° 2° de su periodico ha dejado descontentos á algunos buenos Chilenos, porque quiseran que no se digera que habia en su pays defectos tan grosero, como los que se apuntan en aquellos pocos renglones. Este accidente me ha obligado á poner á V. esta cartita, para que con ella satisfaga á los quejosos, que son mas delicados que justos. Uno de ellos dixo mui dolorido y angustiado: ¿que concepto formarán de Chile los que vean en Europa, y aun en los otros Reynos de America, una pintura tan fea de los Chilenos?
Yo diré el concepto que formarán: pero dexeme V. empezar por donde quiera.
La satira y la critica aunque se diferencian bastante en el modo, no son mas que una sola cosa en la substancia. Las dos tienen por objeto combatir los errores, los abusos y los vicios de los pueblos, aunque la primera lo hace mortificando el amor propio del satirizado y la segunda solamente tira á despreocupar con las razones. En mi concepto par aun pueblo es mas util la satira que la critica, por que en él no hay tanta disposicion para abrazar la razon como sensibilidad para sentir lo picante de las sales satiricas. Por esto los Griegos y los Romanos regalaban á sus pueblos todos los dias con satiras agudas en que se les presentaban muy ridiculos sus malos usos, y sus vicios. Testigos de esto los Horacios, los Lucilios, los Juvenales, los Persios y los Marciales. Despues de los Griegos y Romanos tomaron su exemplo aquellos paises que heredaron su ilustracion y su politica. Testigos tambien de esta verdad los Regnier, los Dexpreaux, los Sakespear, los Quevedos, Iglesias, los Islas, los Cervantes, los Iriartes &c. Esta es la historia de la Satira: esta es su autoridad. Este es su apoyo.
En el dia son infinitas las satiras que se escriben en Francia, en Inglaterra, en Italia, en España y todas las naciones cultas de la tierra, contra los abusos de los nobles, de los plebeyos, de los ricos, de los pobres, y de todas las clases del Estado. si viesemos la mas moderada de todas ellas, nos asombrariamos al ver abusos monstruosos. ¿Y acaso por esto habrá alguno que forme mal concepto de la ilustracion de aquellos payses? Por el contrario: esto acredita la misma ilustracion. Ni en Angola ni en Congo se ha visto jamas una satira contra los vicios del pueblo, por que alli no hay quien los conozca, ni quien se interes en extirparlos: su mismo silencio, su misma conformidad es la prueba de su desesperada barbarie. Por esta razon yo siempre formaré buen concepto de aquellos pueblos en que abunden estos remedios del vicio, y compadeceré la suerte de aquellos en que un silencio vergonzoso pretende ocultar los errores generales.
En Mexico se publica un periodico todos los dias, donde podra ver qualquiera curioso el estado en que se halla la ilustracion de aquel pays de las ciencias y las artes: alli abundan los rasgos satiricos contra toda clase de viciosos, y no por esto hay un solo hombre, que no forme las ideas de poder, de la magnificencia y de la cultura al oir solamente el nombre de Mexico.
De todo lo dicho me parece Señor Editor, que esta demostrada la injusticia con que se quejan de su satira algunos descontentadizos. V. guardese de satirizar á ningun particular llamandolo por su nombre y siga haciendo este honor á su patria sin temor de desconceptuarla, y mande á su afectisimo amigo.
A.J.Y.
Replica a la editorial "Hay seres bien ridículos" del número 2 de 1813.