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De la Region Catolica considerada con respecto á los cuerpos politicos
TIEMPO hà que deseamos rendir en nuestro periodico, en nombre de la patria, un homenage publico à la Religion de nuestros padres. Hombres famosos por grandes talentos y grandes abusos, grandes luces y grandes errores, la creyeron enemiga de la libertad publica. Supusieron un complot sacrilego entre el cielo y la tierra, entre el altar y las altas potestadescontra la libertad del genero humano. Pero estas aserciones impias se inventaron para hacer la religion odiosa á las naciones. Jamás esta hija luminosa de los cielos aprobó el despotismo, ni bendixo las cadenas de las servidumbres ; sino es que tomemos los abusos por principios, Jamás se declaró contra la libertad y dignidad de las naciones. Elevada como un juéz integerrimo é inflexible entre los imperios y las republicas, miró con igual complacencia estas dos formas de gobierno. Colocada entre supremas magistraturas y los subditos, reprimió el abuso del poder y la licencia de los pueblos : de aqui és, que en las crises peligrosas de los estados fué el ultimo recurso del oredn publico de la impotencia de las leyes. Ella és esencialmente necesaria para la conservacion de la economia social : ella conserva en las familias la harmonia, que establece en los estados ; defiende al debil del poderoso ; su fuerza omnipotente está comprobada por la experiencia de todos los siglos, y por todas las partes de la tierra reconocida por el corazon de todos los hombres. Su fuerza inmortal se ha conocido è invocado siempre por los mayores politicos del mundo. ¿Evocaremos para probarlo su memoria? Baste por ahora decir que aun en aquella epoca terrible en que la inm,ortalidad del pueblo frances trastornó con furor todas las bases del orden, quando la anarquia y la impiedad se gloriaban de extinguirla, y de cubrir hasta su nombre con ruinas eternas ; Mirabeau, el gran orador de la revolucion dexó escapar estas notables palabras : " Confesemos á la fáz de todas las naciones y de todos los siglos, que la religion es tan necesaria como la libertad al pueblo frances : coloquemos la señal augusta del christianismo sobre la cima de todos los departamentos. No se nos impute el crimen de haber querido agotar el ultimo recurso del órden publico, y extinguir la última esperanza de la virtud infeliz." Baste finalmente aducir las pruebas que alegó en su favor un hombre célebre, cuyo testimonio le hace honor, atendidas las circunstancias. Este es Luciano Bonaparte. En la sesion del 18 Germinal pronunció un discurso sobre la organizacion de los cultos á nombre del tribunado. Pensamos insertar algunos tròzos de él en este periodico. Nos prometemos el agrado del público : el está escrito con elegancia, y pensando con profundidad.