1808

Escándalo "Scorpion"

En este hecho se vieron involucrados algunos de los más conspicuos personajes de la sociedad santiaguina y porteña.
Recopilación: Marcela Tapia
Newtenberg.COM

En 1808 llegó a las costas chilenas la fragata Scorpion, al mando del Tristán Bunker, bajo el pretexto de pescar ballenas, sin embargo, dentro de sus bodegas, se encontraba a modo de contrabando un cargamento con telas inglesas, las cuales debían ser comercializadas en Chile. Con este porpósito el capitán se contacta con el médico norteamericano recidente en Quillota, Enrique Faulkner.

Tras un acuerdo se estableció que en la hacienda de Topocalma, propiedad de José Fuenzalida, se realizaría la transacción, la cual estaba estimada en 80.000 pesos de la época. Del arribo de la nave se informó al delegado de Distrito de Colchagua, Francisco Antonio de la Carrera.

Fuenzalida, De la Carrera y Faulkner, conspiraron en contra de Bunker, para poder apoderarse de la carga. Pero para lograrlo pidieron la ayuda del gobernador García Carrasco, quien participaría a través del envío de los "dragones" -policía de la época- necesarios para efectuar la operación. Según narra el libro "Historiadores de la Independencia" -del historiador Enrique Matta Vial- el gobernador y su secretario Martínez de Rozas, prestaron la "acesoría" a cambio de la entrega del 85% de los beneficios y obiamente ocultándole el asunto a las autoridades aduaneras.

Para poder estafar a Bunker, se elaboró un plan que empezó el 25 de septiembre en Topocalma, cuando el mayordomo del marqués de Larraín, el representante De la Carrera y Faulkner, subieron a bordo del barco para transar el intercambio de las telas inglesas por cobre. Mientras se efectuaba la transacción, soldados disfrazados llevaban el cobre hacia la embarcación. Posteriormente la delegación invitó al capitán a un banquete, pero ante una señal dada, los supuestos soldados asesinaron a Tristán Bunker y a sus ocho marineros. Tras lo cual se apoderaron de la fragata.

Los hechos fueron sabidos y generó un escándalo violento por parte de la gente, la cual quiso linchar a los comerciantes que participaron en los acontecimientos, y ellos lo hubiesen logrado a no ser por un escuadrón de 80 dragones que los protegía. En Santiago los repudios se dirigieron hacia el Gobernador García Carrasco y su secretario Martínez de Rozas, quienes en poco tiempo acumularon un gran número de juicios por el hecho; ello generó que Martínez de Rozas se recluyera en Concepción. El desprestigio del Gobernador en 1809 entre los criollos empezó a cundir y se comienza a incubar la idea de gobernarse a sí mismos a través del Cabildo.