Historia de la imprenta

La multiplicación del conocimiento

Todos los estudios indican que la evolución de la imprenta desde el método sencillo del tampón hasta el proceso de imprimir en prensa parece que se produjo de forma independiente en diferentes épocas y en distintos lugares del mundo. Es sin duda, después del arado, el invento más revolucionario para la humanidad de que se tenga memoria.

La agricultura fue el descubrimiento que significó un cambio cultural sin precedentes en nuestra historia. Dejamos de ser nómades y nos aposentamos en lugares específicos, facilitando la creación de las primeras aglomeraciones de hombres, siendo éstas, a su vez, el germen de las ciudades y, en definitiva, de la civilización.

La humanidad avanzaba, pero el conocimiento se mantenía en manos de unos pocos debido a muchas razones, entre las no menos importantes estaba la forma de multiplicarlo para su masificación y el profundo analfabetismo que reinaba entre las gentes.

Después de mucho andar, en el siglo XV de nuestra era un hombre nacido en Maguncia, Alemania, inventó uno de los aparatos más trascendentales para la civilización occidental. Johann Gutenberg se llamaba y su creación fue la imprenta de tipos móviles... Esta es la historia de ese invento; de cómo se llegó a él y sus alcances.

El alfabeto, el primer paso

Largo ha sido el camino desde las primeras pinturas en cuevas hasta llegar a un complejo sistema en el que los signos abstractos representan sonidos articulados. De hecho, el primer pictograma del que se tiene constancia data del año 3500 a.c. Es una tablilla en pieza caliza de la ciudad de Kish en la antigua civilización conocida como Babilonia.

En tanto, los sumerios (pueblo de esas mismas latitudes) desarrollaron ideogramas (símbolos que representan ideas asociadas menos concretas) en un número cercano a los 2 mil. Comenzaron no sólo a asociar representación e idea, sino que a equiparar el mismo símbolo a sonidos iguales.

Pero no fue hasta el año 2800 a.c que nacen los primeros esbozos serios de lo que hoy conocemos como alfabeto, también en la civilización babilónica, llamada escritura cuneiforme.

(Foto: www.gutenberg.de)

Algunos años después, en Egipto, en el 1500 a.c., se había establecido un alfabeto de 24 símbolos consonantes. Luego, los fenicios, pueblo de aviesos navegantes que vivía en lo que hoy se conoce como El Líbano, 1000 años antes de Cristo, a través de las tribus semitas del norte, transmitieron este primer alfabeto tomado de los egipcios, primero a Grecia y de ahí a Roma, adoptándolo gradualmente estas civilizaciones hasta sentar las bases de los alfabetos empleados actualmente en Occidente. Así la palabra "alfabeto" deriva etimológicamente de la primera y segunda letras del alfabeto griego; alfa y beta.

Cabe señalar que el Imperio Romano fue decisivo en el desarrollo del alfabeto occidental, por crear uno realmente avanzado y por dar la adecuada difusión del mismo por sus vastos territorios. Es así como, en el siglo I de nuestra era, el pueblo de la Loba ya manejaba un alfabeto muy similar al actual, sólo que adolecía de las letras j, w, v.

Y todo comenzó en China

Los chinos, ya en el siglo II d.c. habían desarrollado e implantado el arte de imprimir textos. Empero, al igual que muchos inventos, este no era del todo novedoso, ya que la impresión de dibujos e imágenes sobre tejidos le sacaba -al menos- un siglo de ventaja a la impresión de palabras.

Ahora bien, existen dos factores importantes que influyeron favorablemente en el desarrollo de la imprenta en China:

Los primeros ejemplos conocidos de impresión china, producidos antes de 200 d.C., se obtuvieron a base de letras e imágenes talladas en relieve en bloques de madera. En el 972 d.c., por ejemplo, se imprimieron de esta forma los Tripitaka, o escritos sagrados budistas que constan de más de 130.000 páginas.

Un inventor chino de esta época (siglo XI) pasó de los bloques de madera al concepto de la impresión mediante tipos móviles, es decir, caracteres sueltos dispuestos en fila, igual que en las técnicas actuales. Sin embargo, dado que el idioma chino exige entre 2.000 y 40.000 caracteres diferentes, los antiguos chinos no consideraron útil dicha técnica, y abandonaron el invento.

El alquimista aludido anteriormente fue Bi Sheng aunque otros estudios señalan a Fong in-Wan como el primero en usar los tipos móviles y cubos de madera.

(Foto: www.gutenberg.de)

Asimismo, los tipos móviles, fundidos en moldes, también fueron inventados, independientemente, por los coreanos en el siglo XIV, pero también los consideraron menos útiles que la impresión tradicional a base de bloques.

Europa y el advenimiento de la imprenta

El papel, un invento ya viejo en Oriente, entra en Europa, a través de Sicilia y los musulmanes establecidos en España, hacia el año 1100 d.c. Lentamente el secreto de la fabricación de papel fue corriendo por Europa, si bien su fabricación y uso no estuvo bien asentada hasta principios del siglo XV.

Con anterioridad a la invención de la imprenta los libros eran todos de carácter manuscrito hechos en pergamino y papiro por monjes en alejadas abadías, por lo que el conocimiento estaba restringido para unos pocos elegidos.

La primera fundición de tipos móviles de metal la realizó en Europa, Johans Gutenberg, hacia mediados del siglo XV. Sin embargo, los fundamentos de la imprenta ya habían sido utilizados por los artesanos textiles europeos para estampar los tejidos, al menos un siglo antes de que se inventase la impresión sobre papel.

El número de imprentas aumentó rápidamente después de conocida la idea de Gutenberg. En Italia, por ejemplo, la primera imprenta se fundó en Venecia en 1469, y hacia el 1500 la ciudad ya contaba con 417. En 1476 se imprimió un gramática griega con tipografía ídem en Milán y en Soncino se imprimió una biblia hebrea en 1488.

En 1476 William Caxton llevó la imprenta a Inglaterra; en España, Arnaldo de Brocar compuso la Biblia Políglota Complutense en seis tomos entre 1514 y 1517 por iniciativa del Cardenal Cisneros.

Mientras los impresores del norte de Europa, fabricaban sobre todo libros religiosos, como biblias, salterios y misales, sus pares italianos, en cambio, componían libros profanos, como los autores clásicos griegos y romanos; las historias de los escritores laicos italianos y las obras científicas de los eruditos renacentistas.

Se dice que los libros impresos antes de 1501 pertenecen a la era de los incunables y que en el período comprendido entre 1450 y 1500 se imprimieron más de 6.000 obras diferentes entre las que destaca por su maestría la Biblia de 42 líneas del orfebre y creador de la imprenta en occidente, Johans Gutenberg.

Cabe mencionar que 159 años después de la invención de la imprenta, en el año 1609 nace en Estrasburgo la primera revista semanal y en 1622, en Alemania, el primer periódico.

En tanto, en Hispanoamérica el proceso de transferencia de las fuentes y de los medios de divulgación desde las imágenes y la tradición oral a la palabra escrita fue más lento que en Europa. Esto a pesar que ya en 1539 Juan Pablos fundó una imprenta en la Ciudad de México, introduciendo esta técnica en el Nuevo Mundo.

(Foto: www.gutenberg.de)

Tendrían que pasar más de 240 años desde su arribo a tierras americanas para que este portentoso invento difusor de las ideas llegara a Chile traído por el sacerdote jesuita, Carlos Heimhaussen y otros tantos más para que viera la luz el primer medio informativo del país, llamado proféticamente: La Aurora de Chile.

Diferencias entre Occidente y Oriente

Ahora bien, el invento del orfebre de Maguncia no parece guardar relación alguna con otros anteriores del extremo Oriente, ya que ambas técnicas se diferencian mucho en cuanto a los detalles (ver cuadro comparativo), aunque el desarrollo de un método que permitiera fundir letras con dimensiones precisas constituye la contribución principal del invento occidental.


Diferencias entre la imprenta de Europa y China (Occidente y Oriente, respectivamente)

En Occidente

En Oriente

Se emplearon tintas diluidas en aceites.

Utilizaban tintas solubles en agua

En el valle del Rhin utilizaban prensas mecánicas de madera cuyo diseño recordaba el de las prensas de vino.

Las impresiones se conseguían oprimiendo el papel con un trozo de madera contra el bloque entintado.

Desarrollaron una técnica de fundición de tipos que se mantenían unidos por presión, aplicada a los extremos del soporte de la página.

Los impresores orientales que utilizaron tipos móviles los mantenían unidos con barro o con varillas a través de los tipos.